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Hacia un co- liderazgo de personas con discapacidad

Al hablar de liderazgo, ¿pensamos en personas con discapacidad ocupando este espacio de responsabilidad o las pensamos sólo como beneficiarias? Ahí está la clave del co-liderazgo. Avanzar socialmente hacia una comunidad que valore las diferencias en sus equipos y comprenda que los diferentes puntos de vista son necesarios para tomar mejores decisiones que respondan a las prioridades de todos los colectivos de personas. Hablamos sobre esto en la siguiente nota

Contacto: Fundación QUALIS/inventiva
Organización: Fundación QUALIS/inventiva
Lugar donde se desarrolla: Argentina


    ilustrativa

    ¿Qué significa co-liderar? Es la posibilidad de compartir el liderazgo. Ser parte de espacios donde se toman decisiones importantes para la comunidad. Compartir las responsabilidades.

    Un líder es una persona que motiva, que toma decisiones teniendo en cuenta los diferentes intereses y necesidades de los diversos grupos de personas.

    Un líder socialmente responsable considera el bien común como el elemento clave (Castro, Bande , & Fernández, 2017).

    Ahora bien, al hablar de liderazgo, ¿pensamos en personas con discapacidad ocupando este espacio de responsabilidad o las pensamos sólo como beneficiarias?

    Ahí está la clave del co-liderazgo. Avanzar socialmente hacia una comunidad que valore las diferencias en sus equipos y comprenda que los diferentes puntos de vista son necesarios para tomar mejores decisiones que respondan a las prioridades de todos los colectivos de personas.

    Bases para hacer posible el co- liderazgo

    Si partimos de la base que la discapacidad no está determinada únicamente por las características de la persona sino que tiene relación con las condiciones que impone el contexto, debemos reconocer que las barreras sociales son determinantes al momento de posibilitar o no una convivencia plena. Y al momento de pensar la discapacidad.

    La Convención Sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad sienta las bases para garantizar que los derechos de este colectivo se cumplan. Entre ellos, garantiza que las personas con discapacidad puedan gozar de las mismas oportunidades en relación a la educación, inserción laboral, información, participación.

    Que puedan participar de manera plena en la toma de decisiones y ocupar lugares de liderazgo es una forma de enriquecer cada uno de los ámbitos sociales, sin embargo existen barreras sobre las que sería importante trabajar para derribar.

    Una de las barreras más habituales para que estos derechos se cumplan son las barreras actitudinales y comunicacionales con que las personas con discapacidad se enfrentan. Si bien el artículo 8 de la Convención establece la necesidad de concientización para erradicar los estereotipos presentes en la comunidad, aún queda mucho camino por recorrer para que esto sea una realidad que se pueda palpar entre nosotros. 

    Nada de nosotros sin nosotros unido al co-liderazgo

    El principio “Nada de nosotros sin nosotros” puede ser una base para pensar la importancia de la participación y el protagonismo de personas con discapacidad en los diversos espacios de poder y toma de decisiones.

    ¿A qué se refiere este principio o máxima? A que nadie puede decidir políticas, estrategias o proyectos sin la participación directa de los grupos afectados por esas decisiones. 

    Esta idea comenzó a usarse en Europa Central, específicamente en Polonia, donde se utilizó como lema político para establecer una nueva legislación que, entre otras cuestiones, transfirió parte del poder del monarca al parlamentario y se transformó en un lema vinculado a la extensión de normas democráticas y participación.

    Luego, fue “popularizada por el movimiento de personas con discapacidad a mediado de los años noventa por los activistas sudafricanos Michael Masutha y William

     Rowland” ( 2016 ) y plasmado en el libro del activista  James Charlton, que lleva este nombre. 

    En el año 2004 las Naciones Unidas utilizó esta frase como lema para el Día Internacional de las Personas con discapacidad y con la aparición de la Convención en el 2006, se sentaron las bases que establecen los derechos de las personas con discapacidad y las obligaciones de los estados para que se garanticen. 

    Este instrumento no sólo presenta un cuerpo normativo sino que ofrece una ruta de acción política que “cada país puede adoptar como una agenda no exhaustiva de acciones a desarrollar en el corto y mediano plazos, a efecto de generar las condiciones que permitan un ejercicio pleno de derechos y en condiciones de igualdad a toda la población, a la vez que la participación activa y efectiva en la sociedad de los grupos destinatarios de los instrumentos “ (2016).

    Nuevamente se refuerza la importancia de lla presencia y participación activa de los destinatarios.

    Y en este sentido, la Convención, en sus artículos finales hace hincapié en la importancia de involucrar a la sociedad civil y a los mismos interesados en el control de que estos derechos se cumplan. Y es aquí donde un liderazgo participativo puede convertirse en un instrumento capaz de formar a personas con discapacidad con el objeto de que ejerzan un liderazgo participativo en las diferentes instancias y espacios de toma de decisiones.

    El Co-Liderazgo en el modelo Social de la discapacidad

    Tradicionalmente, la discapacidad ha sido vista como un problema a resolver, una afección a rehabilitar, considerándola un problema de individuos aislados con alguna deficiencia biológica apartada de los estándares de normalidad (Gómez, 2016). 

    En la actualidad, ha tomado relevancia el modelo social de la discapacidad  en el que “el proceso de la discapacidad es el resultado de las interacciones entre factores personales (deficiencias, diferencias corporales, etc.) y las causas medioambientales (sociales y físicas). En este modelo, se considera la existencia de una serie de barreras de orden físicas, arquitectónicas, sensoriales, comunicacionales y actitudinales que generan situaciones de desventajas que se traducen en el acceso desigual a recursos y actividades, que se acentúa frente a algún tipo de discapacidad preexistente (Solsona, 2020 ; Solsona & Lazo, 2020).

    La constatación de que las situaciones de desventajas se producen en la interacción persona-contexto, exige un análisis profundo de los mecanismos que subyacen a los procesos de desigualdad, así como de las estrategias para modificar los contextos y garantizar una participación equitativa. 

    En este sentido, la pregunta que surge es ¿cómo es posible disminuir las barreras que impiden una participación plena de las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones?

    Tanto en los ámbitos educativos, como laborales y comunitarios, la verdadera inclusión de personas con discapacidad aún es una deuda social. 

    Y la variedad de factores que se ponen en juego en esta realidad, hacen que las respuestas o el camino para que se produzca una transformación, necesite la presencia y actuación de los diversos actores que hacen viva a una sociedad: sectores gubernamentales, educativos, privados, organizaciones de la sociedad civil, y, sobre todo, a las mismas personas con discapacidad.

    En este sentido, es la voz de las mismas personas con discapacidad las que pueden producir una verdadera transformación: en los vínculos, en las políticas, en las estructuras que conforman las instituciones sociales y las relaciones jerárquicas. Las personas con discapacidad ocupando puestos de liderazgo, espacios de toma de decisiones pueden hablar por sí mismas de sus necesidades, demandas, prioridades, sugerencias, necesidades de cambio. 

    Formación para el co-liderazgo

    Para que este protagonismo sea posible, es necesario pensar la presencia de las personas con discapacidad desde el inicio de cada proceso. Hacer accesibles los espacios, los diseños, las comunicaciones. Ofrecer oportunidades de formación accesibles sobre liderazgo a personas con discapacidad. Brindar los apoyos necesarios.

    Además de la formación en los aspectos técnicos o habilidades “duras”, es importante ofrecer opciones de formación en habilidades blandas, necesarias para ejercer el liderazgo en diferentes espacios.

    Plena Inclusión España, se esfuerza hace varios años por dar visibilidad a esta perspectiva de co-liderazgo y ofrecer opciones formativas destinadas a personas con discapacidad, para que logren un varadero empoderamiento.

    Seminarios vinculados al desarrollo de habilidades de liderazgo, formaciones relacionadas al liderazgo en sus comunidades o a la incorporación de herramientas digitales que en la actualidad se vuelven claves para estar informados, poder comunicar y tomar decisiones conscientes, entre otros temas que han sido bandera de Plena Inclusión al momento de formar a personas con discapacidad.

    Otro recurso que podemos resaltar en este sentido es la Guía desarrollada por la Oficina Regional para América Latina y el Caribe del CBM. Una guía sobre cómo potenciar el empoderamiento e inclusión de las personas con discapacidad.

    Si bien se refiere especialmente al mundo de trabajo, es posible aplicarla a otros ámbitos ya que se trata de proveer herramientas para que las personas con discapacidad promuevan sus derechos y logren un mayor empoderamiento. 

    Esta guía habla sobre la importancia de facilitar herramientas para adquirir habilidades blandas, la importancia de la toma de conciencia sobre estas habilidades y se centra en la autodeterminación (Alexandra Jaramillo León Rocío López Masís, 2016) .

    Los ejes centrales en los que se basa son los siguientes:

    • Autoconocimiento: se hace hincapié en el reconocimiento de intereses, habilidades en el derecho a la toma de decisiones y responsabilidades:
      • Motivación: identificar sueños, prioridades y metas
      • Independencia: se profundiza en el nivel de independencia en la vida diaria, administración del tiempo e interés por llegar a alcanzar mayores niveles de autonomía y autodeterminación.
      • responsabilidad: Se analiza la importancia del cuidado personal
    • Competencias sociales: Relación con el entorno inmediato y mediato
      • Se profundiza en derechos y deberes como persona,
      • Se analiza la comunidad en que se desenvuelve, los recursos educativos, laborales, de salud, recreativos
      • Manejo de relaciones interpersonales: Se toma en cuenta la importancia de la comunicación asertiva en diferentes ámbitos: social, familiar, en el empleo, en redes sociales
      • – Resolución de problemas: Abarca el análisis de problemas y como asumirlos como oportunidades para mejorar. La resolución alternativa de conflictos como una estrategia que promueve resultados que favorezcan a los involucrados
      • Trabajo en equipo: La importancia del liderazgo positivo y formas de liderar. Adaptación a los cambios y flexibilidad. Coordinación, cooperación. 

    Formando a Personas con Discapacidad para el Liderazgo

    Hay diversos caminos para que el co-liderazgo pueda hacerse efectivo. Además de lo anteriormente nombrado, podemos reconocer las estrategias siguientes: 

    • Fortalecer habilidades:
      • Comunicación efectiva: Técnicas de expresión oral y escrita, negociación.
      • Trabajo en equipo: Resolución de conflictos, liderazgo compartido.
      • Gestión de proyectos: Planificación, organización, evaluación.
    • Empoderamiento personal:
      • Autoconocimiento y autoestima: Reconocimiento de fortalezas y debilidades.
      • Defensa de derechos: Conocimiento de leyes y mecanismos de protección.
      • Desarrollo de redes de apoyo: Conexión con otras personas con discapacidad y organizaciones.
    • Mentoría y acompañamiento:
      • Programas de mentoría con líderes experimentados.
      • Acompañamiento personalizado en el desarrollo de proyectos.
    • Acceso a oportunidades:
      • Becas y financiamiento para formación.
      • Participación en redes y plataformas de liderazgo

    Disminuir barreras Comunicacionales:

    • Ofrecer diversidad de formatos: Textos en braille, audiodescripciones, lengua de señas.
    • Tecnologías de asistencia: Software de reconocimiento de voz, subtitulado.
    • Mediadores interculturales: Intérpretes de lengua de señas, personas de confianza.
    • Diseño universal 
    • Mundo digital accesible
    • Disminuir barreras Actitudinales:
    • Sensibilización y formación: Talleres, charlas, campañas para cambiar percepciones y estereotipos.
    • Promoción de la diversidad: Fomentar la inclusión en todos los ámbitos.
    • Lenguaje inclusivo: Evitar términos despectivos o discriminatorios
    • Disminuir barreras físicas y arquitectónicas que permita la presencia y movilidad de personas con discapacidad motriz en los diversos espacios. 

    Referencias

    • “Nada de nosotros sin nosotros. La Convención de Naciones Unidas sobre discapacidad y y la gestión civil de derechos” SEcretaría de Gobernación de México. Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (2016)
    • Liderazgo prosocial de personas con discapacidad en la era digital. Melissa Flores Águila*, Manuel Martí-Vilar (2020)
    • Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad. COPIDIS
    • Romper las barreras: formación en liderazgo para personas con discapacidad. Entrevista a Paola Jelonche. En Diversa (2024)
    • Guías y Herramientas de Inclusión Socio Laboral para Personas con Discapacidad CBM Oficina Regional para América Latina y el Caribe Febrero (2016) Autoras: Alexandra Jaramillo León Rocío López Masís