Hablar, o plantear temáticas relacionadas con la sexualidad muchas veces resulta tabú: si además incorporamos la discapacidad al debate, puede volverse algo aún más “prohibido” para el imaginario general. Algunos de los mitos que atentan contra una verdadera vida en comunidad, son los que se plantean a continuación.
Contacto: Equipo de inventivaOrganización: Inventiva Fundación QUALIS
Lugar donde se desarrolla: Argentina
Hablar, o plantear temáticas relacionadas con la sexualidad muchas veces resulta tabú: si además incorporamos la discapacidad al debate, puede volverse algo aún más “prohibido” para el imaginario general.
Vemos a la sexualidad y la discapacidad como caminos paralelos, sin posibilidad de cruzarse: es así como ponemos sin darnos cuenta la piedra fundacional para los mitos y prejuicios dentro de este terreno.
Los estereotipos más comunes al abordar la sexualidad dentro de la discapacidad son:
1- Una persona con discapacidad solamente forma pareja con otra en iguales condiciones:
No solamente la intimidad forma parte de la vida de las personas con discapacidad, sino que actualmente existen múltiples apoyos y herramientas para poder explorarla. Su sexualidad no está limitada.
2- Las personas con discapacidad como “carga” en cualquier pareja
Las personas con discapacidad resultan ser una “carga” en cualquier pareja y generan dependencia así como pérdida de autonomía, inclinándose a una “lógica de cuidado”: Los avances en materia de discapacidad hacen posible el surgimiento de más herramientas que posibilitan la independencia de las personas con discapacidad. Ver a la persona con discapacidad como un sujeto que debe ser cuidado constantemente forma parte de una visión asistencialista, que nos aleja del objetivo de pasar de la “inclusión” a la formación de una comunidad.
3- Las mujeres con discapacidad no son capaces de ser madres
Las mujeres con discapacidad no son capaces de ser madres, ni de formar una familia: este estereotipo lleva a que muchas veces la voluntad de estas mujeres no sea considerada y no se las involucra en las decisiones acerca de su salud reproductiva, sufriendo violencia y hasta siendo esterilizadas sin su consentimiento. Es fundamental facilitar información, accesibilidad, acompañar en el proceso y generar entornos donde todos los tipos de maternidad sean posibles: de esta forma podemos contruibuir a erradicar la estigmatización y discriminación del colectivo.
Otros mitos que suelen estar presentes en el imaginario social se vinculan a la creencia de que las personas con discapacidad no tienen deseos sexuales o que, por el contrario se encuentran hipersexualizadas. En el primer caso, como cualquier persona, la necesidad de enamorarse, atraer y sentirse atraídos por otras personas y tener relaciones sexuales, está presente. En el caso de la hipersexualización, si las personas han tenido la posibilidad de acceder a información relativa a su sexualidad, a las conductas apropiadas para cada contexto , a las prácticas afectivas, etc, a través de información accesible, el comportamiento social se condice con el de toda persona.
Para empezar a derribar estas barreras dentro de nuestro imaginario, debemos entender que las personas con discapacidad son sujetos de deseo, que no solo son capaces de experimentar placer sino que además pueden y merecen amar y ser amados.